miércoles, 7 de enero de 2009

Auténtica decadencia

Días lluviosos. Estoy cansada y apenas son las 9 de la mañana. Siento un frío atroz aunque la estufa esta encendida. Nadie creería lo que sucede dentro de este marasmo que es mi cuerpo en profano secreto. Sip, soy una Princesa Ana así de jodiente como suena.

Una traumática adolescencia me llevó a encontrar reposo en los brazos de Ana. Creo que lo que sentía en esa etapa de mi vida, no podía haber sido mejor plasmado por el genio de Almodóvar en “Todo sobre mi madre”:

“Me llaman la Agrado porque siempre me ha gustado agradar a los demás"

Ahora que puedo mirarlo en retrospectiva, me siento bastante… estúpida. Buscaba gustar a los demás, no importara cómo... era solo una niña... Ahora que siento el peso del tiempo en mi cuerpo, me he dado cuenta de que lejos de agradar a alguien, quiero agradarme. Lo conseguí desmarcándome de los estereotipos clásicos y mi perfección es la oscuridad caótica, matizada con una interrogante exótica... quiero que a las personas les duelan los ojos de tan solo mirar.

Cuando me preguntan como bajar de peso o con ideas de ser Anas/ Mias por que así se verán divinas, les entrara la ropa, conseguirán novio y se les arreglara la vida, pues así de obesas no pescan ni un resfriado... ¿Qué carajos quieren por respuesta? Cósanse la boca, no pasen cerca de puestos de comida, no sean tan marranas como para devorar el plato entero de comida, echen al perro todo o a la basura cuando nadie las vea y vivan de agua, chicles y cigarros. Aprendan a amar el dolor de panza de hambre, el mal aliento y la caída del cabello, mientan a todo el mundo... eso es lo que les puedo decir, pero ¡ojo! No estoy incitando y/o invitando a nadie a que lo haga, y si una débil mental piensa que puede transformarse de la noche a la mañana en una princesa caótica, pues solo diré que el rebote de su dieta puede ser desastroso.

¡Esto no es broma, coño!... es una enfermedad... una distorsión que nos hace vernos horriblemente gordas y celulíticas frente al espejo, aún cuando la ropa se nos va cayendo de lo aguada.

Y eso solo es el principio. Contamos calorías, pasamos días de ayuno y depresiones a causa de la falta de vitaminas y azúcar... insomnio, agotamiento, mal humor, hasta el maldito sexo sabe una espuma.

Nunca es suficiente... Ana me llevo a la clínica un par de veces... pero ella siempre será mi amiga y a diferencia de otros, tenemos una relación amor/odio que es imperecedera. Ella me hace hermosa... aunque los demás digan lo contrario... de quienes menos esperaba, he recibido golpes que me marcaron y siempre Ana me ha dicho que debajo de toda esa grasa horrible existía una fucking princess so, shut the fuck up!

Es mi decisión, mi cuerpo, mis reglas, mi puta vida. Critiquen, juzguen, menosprecien, niégueme tres veces... no es nuevo para mi. Sólo una línea más al tigre.

Llegué a los 57 kilos... mi meta es pesar 52. No podría pesar menos por que, aunque haga ejercicio y ayuno, tiendo a desarrollar demasiado músculo. Me da rabia ser de constitución atlética... Maldita sea la herencia genética.

Pero el esfuerzo lo vale ¿eh? Agrado lo dijo:

“Bueno, lo que les estaba diciendo, que cuesta mucho ser auténtica, señora, y en estas cosas no hay que ser rácana, porque una es más auténtica cuanto más se parece a lo que ha soñado de si misma.”

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