lunes, 8 de septiembre de 2008

No me arrepiento



“Ya se te pasó, ¿verdad?”
Fué la frase de mi hermana que mas odié ese día. Un miércoles nublado en la mañana.

Quise golpearla, más por la manera en como lo dijo que por la misma razón que la motivaba a decírmela. Estaba tan tranquila y casi compasiva que me dio repulsión.

Fresca como una lechuga. Mientras que yo me podría.

Y para colmo de males, tenía el doble de razón, ya que esta científicamente comprobado que una persona no puede llorar más de 5 minutos, por lo que se puede inferir que el sufrimiento es un estado temporal cuy pináculo – el llanto - no es nada más que un estado mental pasajero cuya intensidad y duración dependerá única y exclusivamente del sujeto y su regalada gana de seguir deshidratándose.

Solo atiné a mirar el piso, limpiándome las lágrimas y seguir mascullando mi penosa suerte.

Por que la razón de esas lágrimas fueron también provocadas por un odio convertido en repulsión: el recuerdo que me atormentaba evocar todos aquellos momentos de placer que me prodigaron ciertas manos y que ahora súbitamente, me vi privada de ellos sin razón aparente.

Me usó, si.
Me usó.

Recuerdo el vago temblor de sus labios cuando acariciaba mi cuerpo, completamente débil, a su merced. Ese sentimiento de sentirme desvalida, con todas mis barreras mentales por el suelo y por un instante, completamente frágil y hermosa, ahora se convirtieron en amarga vergüenza.

Mi debilidad... no debió ser mostrada jamás. No debió ser vista, mucho menos por él.

Aunque no fue consumado el deseo, él queriendo terminar lo más pronto posible con ese momento íntimo usó una excusa – bastante original por cierto- que confirmaba mi temor. Ahí, apoyado sobre mi pecho, sin palabras ...me dijo adiós.

Lo sentí, como si me lo gritara a la cara.

¿Qué hice yo? Por supuesto, negarme a aceptarlo.

Pero... en el fondo yo ya lo sabía.. fui una estúpida.

Quiso consolarme, echando mano del famoso, “no eres tu soy yo” me redujo al papel de siempre. La mujer usada y burlada.

Odio haber creído en sus palabras
Odio haber abierto mi corazón
Odio la posibilidad de vida que me dio y después me quitó.

El dulce sabor de saberse querida por la persona que tu quieres.
“Mas vale haber amado y perdido que nunca haber amado”. Esas son pamplinas, ¿quién quiere ser el perdedor?

No quiero que el conserve mi fragilidad, no se la merece. Quiero que me la devuelva y aún usaré eso como excusa para volver a verlo.

Por que odio admitir que lo estoy convirtiendo en lo mismo que me pidió que no lo convirtiera.

Un capricho... Una obsesión.

Luego, la clásica, irse sin explicaciones. Bien, genial. No lo merecía, pero tal vez fue lo mejor.

Me gusta fantasear con la idea de que el karma retorna. Tener la posibilidad de ver el sufrimiento en esos ojos me vivificaría y destruiría.

Si tan solo me mirara..
¡Ojalá nunca hubieras aparecido en mi vida!

Pero... gracias, si por anoticiarme de que poseo un corazón al que callé por años y ahora se muere de inanición por haber degustado demasiado rápido las pobres migajas que le diste.

Esto es para ti... a ti te llamo Morfeo.

Me arrepiento de todo lo que te mostré

Entérate, por que confirmaste mi hipótesis. Fui el Dédalo en esta pequeña tragedia... ahora me quedo en el piso, con las alas quemadas y la sonrisa rota.

Haré lo mismo que me hiciste tu. Lo haré con otro para que aprenda a que la vida es difícil para los soñadores. Le daré la lección más importante de su vida: Ser despreciado para que endurezca su corazón.

Y que luego, haga exactamente lo mismo... con otra víctima. Asumiré el rol de institutriz en este arte de manipular para satisfacer mis deseos de venganza... venganza con la a ti, querido Morfeo te enterraré en el recuerdo.

De eso no me arrepiento
No me arrepiento.

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